Casilda vivía con sus padres y su hermano pequeño, Tomás, en
una casita a las afueras de un pequeño pueblo cerca de la costa llamado Palo
Rosa.
Casilda, que había terminado sus estudios de Derecho
recientemente dudaba entre ir a la gran cuidad a buscar trabajo en un Gran
Bufete de Abogados o bien realizar el sueño de su vida, aquel que había ido
alimentando cada día mientras iba al colegio y luego a la pequeña Universidad
de su pueblo al pasar por la puerta del minúsculo pero coqueto Parque de Bomberos
de su ciudad…….Siempre había querido ser Bombera.
Una mañana de junio, tomó su decisión una mañana mientras desayunaba
y por su ventana veía pasar al bonito coche rojo de Bomberos que iba haciendo
sonar su sirena sin descanso: Lo intentaré y seré Bombera.
Tal pronto lo pensó, salió de casa y se marchó al Parque de
Bomberos, donde casualmente se encontró a otros chicos de su pueblo que estaban
esperando a que les tomasen nota de sus datos para las pruebas que iban a realizar
para ampliar la plantilla. Esperó pacientemente su turno y cuando por fin le
llegó el turno, el jefe del parque le dijo:
- - ¡Hola ¡ Creo que te estas equivocando de sitios.
Esta es la cola para las pruebas a Bomberos.
- - ¡Hola¿ (dijo Casilda). Si, exactamente a eso
esperaba. Quiero hacer las pruebas.
El Jefe de Bomberos la miró de arriba abajo y aguantándose una
risotada replicó:
- - No sé si te has dado cuenta pero eres una chica y
además… no mides ni 1,60..
- - Lo sé (dijo Casilda con firmeza) pero quiero
hacer las pruebas…
- - Bueno (dijo el Jefe, ocultando una sonrisa), si
insistes, te apunto. Mañana a las 8h son las pruebas. Sé puntual por favor.
A la mañana siguiente, después de una noche intranquila,
Casilda se presentó a las pruebas, junto con otros 5 chicos altos y
corpulentos.
Cuando las pruebas físicas empezaron, Casilda, que se
encontraba en buena forma iba superando una tras otras las mismas, corriendo,
subiendo por la cuerda hasta el techo, arrastrándose debajo de una red,
escalando otra hasta que llegaron a una prueba que tenían que coger 10 kilos de
material y correr 100 metros donde cogían mas material y seguían otros 100
metros corriendo..
Casilda lo intentó, cogió el primer material y empezó a
correr aunque a los pocos metros ya tenía problemas para correr pero por su
fuerza de voluntad lo intentaba, parándose y volviendo a seguir una y otra vez hasta que
llegó a los 100 metros y cuando tenía que coger el resto del material vio que
ya no podía…
En ese momento, el Jefe de Bomberos le dijo:
- - Casilda, reconozco que me has sorprendido hasta
ahora pero esta prueba hay que hacerla y no estás preparada. Lo siento pero no
podemos seleccionarte.
- Casilda, casi a punto de llorar, dejó el material en el
suelo y volvió a los vestuarios a cambiarse. Cuando salía ya cambiada, profundamente
triste, el Jefe de Bomberos que la observaba le dijo:
- - ¡Casilda¡ ¿ Sé que no es lo que querías pero
tenemos una vacante en administración, ¿quieres ocuparla?
Casilda, aun profundamente triste
lo pensó y se dijo que al menos era un trabajo que podría hacer hasta que
pasase el verano así que contestó:
- - ¡Bien¡ Lo haré. ¿Cuándo empiezo?
- - ¡Mañana¡ le dijo el Jefe.
A la mañana siguiente, Casilda entró por primera vez en el
bonito Parque de Bomberos como empleada aunque…no como lo que había soñado
tantos años….
Al verla, el Bombero nº 2 le dijo, entre risas:
- - ¿Así que tu querías ser bombera, eh? ¡ A quien
se le ocurre¡ (remató riéndose con su compañero nº 4)
Casilda, se dio la vuelta para entrar en la Oficina y se
fijó en una foto que había enmarcada en la pared donde se veían a todos los
bomberos del Parque reunidos sonriendo y por la espalda aún oyó la voz del bombero
nº 2 que le decía:
- - En esa foto solo podrás ver a los Bomberos del
Cuerpo. Los administrativos no pueden aparecer, jajaja.
Y así, entre risas de los Bomberos y un arduo trabajo
administrativo iban pasando los días de forma aburrida ya que Casilda veía una
y otra vez salir a los Bomberos a sus servicios mientras ella echaba de menos
poder ir con ellos y se conformaba con pasar las cuentas a limpio y mantener el
archivo al día.
El mejor momento del día era cuando, si no había servicio,
todos los bomberos se reunían a comer en la sala contigua al vestuario cuya
puerta exterior también cerraban para estar más aislados a la hora de comer y
hablar con total tranquilidad de sus cosas aislados por la insonoridad que las
puertas de un palmo de anchura en hierro forjado les daban. Ese era el momento que
Casilda aprovechaba para recorrer poco a poco las instalaciones y soñar despierta
que formaba parte de aquello..
Un día, a mediados de Julio, en esa hora dedicada al
almuerzo, se encontraba Casilda sola con su ordenado mientras los bomberos
comían entre risotadas en el interior de su recinto “de descanso” cuando de
forma repentina se empezaron a notar unos fuertes temblores. la tierra se movía
y todos los aparatos colgados se venían abajo.
Casilda, muy asustada, se metió debajo de la mesa y aguantó firmemente
el escándalo de cacharros golpeándose contra el suelo durante un tiempo que le
pareció una eternidad hasta que de repente, como empezó, todo acabó. Ya no se
oía nada.
Casilda se reincorporó lentamente y se dio cuenta del
desastre, todo estaba por el suelo y las paredes habían sufrido algunos desperfectos
pero lo peor era la escalera del coche que se había roto y se había quedado
encajada en la puerta de la sal donde estaban los bomberos comendo impidiéndoles
abrir la puerta hacia afuera.
Casilda, preocupada, se acercó corriendo a la puerta y empezó
a gritar:
- - ¿estáis bien? ¿me oís?
Al otro lado se oyó débilmente la voz del jefe de Bomberos.:
- - Si, Casilda estamos aquí. Todos bien pero nos
tienes que sacar. Hay un escape de gas y no podemos abrir la puerta y la del
vestuario se abre por fuera.
Casilda se puso a pensar rápidamente pero no se le ocurría
como ayudar así que pregunto:
- - ¿Y qué hago? Si no puedo abrir la puerta ¿Cómo os
ayudo?
- - Casilda, la única forma es entrar en por el
conducto del aire y si no se ha roto, llegar hasta nosotros para que te demos
la llave y puedas abrirnos.
- - ¿Pero cómo voy a entrar ahí? ¡! No puedo hacerlo ¡¡¡¡
- - Casilda, solo tú nos puedes ayudar (dijo el Jefe
de Bomberos). Aquí cada vez huele más a gas y si no salimos pronto nos asfixiaremos.
Casilda se puso a pensar de forma frenética, ¡que puedo,
hacer¿ ¿Qué puedo hacer?. Ya lo tengo, se dijo….
Arrastró la mesa de su despacho hasta debajo de la entrada
del aire, puso la silla encima y con una horquilla del pelo abrió los tronillos
de la entrada. Una vez abiertos, se aupó con agilidad y se introdujo en el
conducto de ventilación que era muy estrecho y en el que, como afortunadamente
en este caso, no era muy alta, cabía muy ajustada.
EL temblor de tierra había estropeado algunas partes del
conducto por lo que en algunas partes, Casilda sentía que se le hería el cuerpo
pero siguió avanzando por el conducto hasta que llegó a la entrada que había
encima del cuarto donde estaban los bomberos donde ya empezó a oler algo a gas.
Llegado allí, lo superó y con los pies empezó a dar patadas
hasta que consiguió romperlo. Cuando vieron los pies los bomberos de abajo
gritaron:
- - Casilda, Gracias al cielo. Toma las llaves del
cuarto y abre por fuera el vestidor contiguo para que salgamos. Nos queda poco
oxigeno…
Casilda recogió la llave que le tiraron al conducto y siguió
hasta la entrada del vestidor arañándose el cuero una y otra vez pero sin
parar. Allí, repitió la operación con los pies hasta que derribó la tapa y
saltó de forma decidida al suelo. Con la llave, abrió la puerta y los bomberos fueron
saliendo uno tras otro de forma precipitada respirando el nuevo aire a
bocanadas.
El jefe de Bomberos alcanzó de 2 zancadas la toma general
del gas y la cerró rápidamente tras lo cual se quedaron todos, exhaustos en el
suelo tratando de respirar oxigeno limpio…
Unos segundo después, todos los bomberos sin excepción, se
quedaron mirando a Casilda, que se encontraba en un rincón en el suelo revisando
sus muchas heridas y se produjo un silencio tras el cual, el bombero nº 2 se
levantó y se dirigió al cuadro que tan orgullosamente presidia el Parque y que
estaba en el suelo. Lo recogió y dijo sin dejar de mirar a Casilda:
- - Jefe, este cuadro ya no sirve. El nuevo lo tiene
que presidir nuestra Bombera nº 1, Casilda. Coja la cámara que vamos a hacernos
la foto que siempre deberíamos haber tenido.
FIN
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